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viernes, 10 de septiembre de 2010

¿Cuál es el país que queremos?


En charlas con adolescentes, adultos jovenes, y adultos mayores, acerca del momento que está viviendo nuestro país, no puedo dejar de apreciar un pensamiento repetitivo, una desidia respecto a "¿y qué puedo hacer yo?".

Si bien es cierto que como personas es poca o nula la influencia que podemos ejercer frente a las instituciones que son las responsables de tomar las decisiones que dan rumbo a nuestro país es indudable que nuestros deseos nunca dejan de estan presentes en nuestra vida diaria.

Por eso, quizá debemos concentrarnos en eso, nuestros deseos.

¿Cúal es el país que queremos? ¿Cúal es el país que deseamos?

Si logramos tener clara esa idea, será mucho mas fácil tomar decisiones cuando se nos pregunte respecto a nuestro país, cómo está y como queremos que esté en el corto, mediano y largo plazo.

En este contexto debemos considerar que nuestro país está en un proceso de transición a la democracia. Esto comenzó con la creación del IFE en 1990 y públicamente con el cambio de poder en el 2000. Salimos de una dicta-blanda, de la práctica del dedazo y abordamos el camino hacia una transición, en cuanto a estado federal concierne.

La experiencia de otros paises que han transitado caminos similares nos dice que en el mejor de los casos esa transición dura 20 años y en el peor de los casos puede tardarse hasta 50 años. En ese tiempo las instituciones deben adaptarse a las nuevas formas de pensar del pueblo que a su vez comienza a saborear la libertad de pensamiento y la libertad de expresión.

Los integrantes de las instituciones resisten el cambio de mentalidad. Por las cuotas de poder que se traducen en cuotas de riqueza. La oposición toma el camino fácil de que si le va mal al gobierno oficial, será un triunfo moral para los que perdieron el poder del gobierno.

El legislativo se convierte en un campo de batalla para desacreditar al opositor y ser solo a quien le truenan los cacahuates.

El poder judicial lentamente se enfrenta a más y más consultas que no son resueltas en términos de pactos y acuerdos y debe pronunciarse públicamente, recordando y recordandonos que es el tercer poder del estado mexicano. ¿Cómo se explican ustedes que a 10 años del siglo XXI el poder judicial no tiene atribuciones para plantear iniciativas de ley y de reformas legislativas? ¿Cómo se explica que las resoluciones judiciales no generen preceptos?

México ha dado una primera gran muestra de madurez política al lograr alianzas entre partidos que hasta hace no mas de un año atras, eran irreconciliables en sus posiciones. Incluso fueron calificados como agua y aceite. Legítimos y espurios.

Pero eso es justamente el espiritu de la democracia, lograr trabajar juntos en lo que nos une y no estancarnos por todo lo que nos separa.

Esto es lo que está pasando en el estado mexicano, en la adolescente democracia mexicana.

Un diagnóstico similar aplicado a cada estado nos entrega una variedad de condiciones. Desde estados progresistas, hasta estados retrogrados, donde todavía se practica politica de dicta- blanda, asignando a dedo los susesores al gobierno con la manipulación e intromisión en el proceso eleccionario. Donde se le hacen agradecimientos al gobernador por dictámenes recibidos a modo de deidad siendo que las autoridades gubernamentales y municipales están por mandato y para trabajar por y para el pueblo. Es su chamba y por eso se les paga y mira que se hacen pagar muy bien.

Por esto que es importante mantener en mente lo fundamental ¿Cúal es el país que queremos?.

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